anorexia infantil

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¿Cuáles son los signos de la anorexia?

La anorexia infantil afecta a los niños pequeños de entre 6 y 12 meses, que se manifiesta con reiterada negativa en las comidas. Se acabó la hora del almuerzo que fue un momento festivo. Aunque el bebé todavía no sepa hablar a los 6 meses, le podrá comunicar la falta de ganas de comer.

Aunque vas a servirle, no tiene la tentación de probarlo. ¡Girará la cabeza cuando te acercas a la cuchara o la botella y los alejará con la lengua y eso en cada comida! Es necesario esperar y rehacer la operación, pero todo vuelve a pasar: tu hijo no quiere tragarse nada. Un anoréxico puede incluso sentir náuseas hasta vomitar.

Compruebe y verá una bajada de la curva de peso. ¡Sí, habrá una disminución respecto al peso!, pero, puede que se note un trastorno temporal de la alimentación y eso está lejos de ser anorexia.

¿Por qué el bebé se torna anoréxico?

Los signos mencionados anteriormente pueden surgir por dos motivos muy distintos que no deben confundirse.

Trastornos fisiológicos

No es necesario mezclar un trastorno alimentario transitorio con la anorexia. Si tu niño pequeño tiene fiebre, es normal que no quiera comer. Cuando la fiebre pasa, el hambre vuelve. Sin embargo, hay que tener cuidado, porque si esta situación se prolonga, la anorexia podría ir progresivamente pero rápidamente y allí se diría que las causas serían de origen fisiológico.

Otro caso a observar es la posible posibilidad de un problema patológico o físico. Es necesario acudir al pediatra si el pequeño tiene algún problema bucolingual o reflujo gastrointestinal u otros problemas.

Trastornos psicológicos

Tienes que saber que negarte a comer indicaría un conflicto entre tú y tu bebé. Cuando este último no come bien o no come como tú quieres, lo obligas.

Allí le transmites tu estrés y reina un ambiente de angustia. Cuanto más se niega el niño a comer, más quieres que coma. ¿Se establecerá un círculo vicioso y quién sabe cuándo acabará todo?

¿Cuáles son los remedios para la anorexia infantil?

Es necesario buscar rápidamente el origen de los problemas para solucionarlos. Es obligatorio que el pequeño sujeto sea auscultado por un médico especialista y la curación se podría realizar en pocos pasos.

Obtenga ayuda del pediatra

Podrá encontrar la anomalía si se trata de un problema fisiológico o psicológico.

Cambiar el entorno

El entorno puede ser un factor que afecte al apetito del bebé. Para ello, puede poner aireación, o mostrar verdor al nutriente.
Si el médico ha propuesto que es necesaria una intervención psicológica, es mejor admitirlo.

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