Cómo gestionar tu ira de forma eficaz

reconocer la ira

El ira es una emoción fascinante. Nos lleva, como si algo nos llevara, y nos hace pensar, decir y hacer cosas que no son como nosotros. A veces es difícil ser conscientes de que nos estamos dejando llevar, la mayoría de las veces sólo nos damos cuenta después del hecho.

Sin embargo, va precedido de una subida de adrenalina ya menudo comienza con una sensación de frustración creciente, que habrá desencadenado por un estímulo externo. Una vez que haya reconocido esta emoción, puede entender su mecanismo y aceptarla.

Comprende esta emoción

La ira raramente viene por sí sola y con frecuencia enmascara un sentimiento más profundo, como el dolor, la tristeza o el miedo. Surge como un mecanismo de defensa para proteger a una persona de lo que puede ver, con razón o no, como un ataque personal.

Entonces es interesante analizar los motivos de su ira y analizar si no esconde traumas más profundos. Reprimir las emociones y expresarlas a través de la ira son mecanismos de defensa que a menudo se encuentran en personas con lesión psicológica.

aceptar la ira

Algunas personas se han convencido, por su entorno o quienes le rodean, que no debe expresarse la ira, por razón de la cortesía o la decencia. Sin embargo, es una emoción sana y normal, se encuentra en el reino animal.

Tiene el saludable propósito de oponerse a cualquier agresión externa o interna, y es gracias a ello que una persona puede enfrentarse después al objeto oa la persona que es el origen de esa ira. En un individuo sano, cuando la ira no está reprimida, la ira le ayuda a afirmarse frente al mundo.

Gestiona tu ira sobre la marcha

Si tienes un ataque de ira y parece que te estás descontrolando, haz un esfuerzo mental por calmarte y hacer una pausa, aunque sientas que tus emociones están justificadas. Presta aún más atención a tus gestos y palabras, e intenta traducir tus pensamientos con la mayor fidelidad posible, sin caer en la trampa de la exageración.

Aléjese de la causa de su irritación durante unos momentos, incluso pensándose, contando hasta 10. Si nada de esto funciona para calmar su ánimo, tome la iniciativa de acortar la situación mientras se calma, para pensar y elegir donde lo dejaste, una vez descansado la cabeza.

La calma después de la tormenta, presagio de días mejores

Una mente tranquila le permitirá racionalizar tus emociones y observar tu comportamiento. Otro problema que comporta la ira es que suele hacernos perder la coherencia, lo que dificulta la comunicación, que es fundamental para resolver el problema que te ha enfadado.

Pregunte si todavía será importante dentro de 6 meses. Si la respuesta es sí, probablemente su ira está justificada y la situación debe abordarse. Si no, siempre hay tiempo para soltarlo y tomar posesión de tu mente.

.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *