¿Cómo lavar un gato?

Aunque es bien sabido que a los gatos no les gusta el agua y pasan un tercio de su tiempo bañándose gracias a su lengua especialmente diseñada, puede haber momentos en los que necesitamos bañar a nuestro gato. Esto requiere armarse de paciencia, firmeza y suavidad a la vez. Os explicamos cómo hacerlo para lavar un gato.

¿Por qué lavar un gato?

Como norma general, el gato consigue perfectamente solo limpiarse desde las patas hasta las orejas gracias a su gran flexibilidad y su áspera lengua que atrapa el pelo muerto y otras impurezas. Sin embargo, hay ciertos casos en los que puede ser necesario echarle una mano. Por ejemplo, si su gato ha rodado con polvo o suciedad y su pelaje está completamente cubierto de suciedad y/o pulgas.

Éste también puede ser el caso si tu gato está enfermo y no tiene fuerzas para lavarse. Por último, si tienes un gato de pelo largo que requiere un mantenimiento especial, sobre todo para evitar la formación de bolas de pelo en el estómago. Tenga en cuenta que es más fácil bañar a un gato que esté acostumbrado desde pequeño. Sin embargo, no se recomienda lavar un gatito antes de los 6 meses.

¿Cómo lavar un gato?

Para lavar un gato es necesario un fregadero del tamaño del gato, un champú suave (idealmente una fórmula especialmente diseñada para animales con acción antiparasitaria), varias jarras de agua tibia, una toalla y un peine. Elija un lugar tranquilo, ya sea en el baño o en la cocina. Puedes que alguien te ayude a sujetar al gato en su sitio y al otro a lavarlo.

Coloque el gato en el fregadero vacía y vierta una garrafa de agua tibia por todo su pelaje, evitando mojarse la cabeza. A continuación, utilice un botón de champú bien repartido por el cuerpo del gato para limpiarlo, insistiendo en las patas y los puntos de sangre donde se pegan las pulgas (alrededor del cuello y de la cola). Por último, enjuague bien con una o más garrafas de agua tibia hasta que desaparezca todo el jabón. Coloque inmediatamente el gato en una toalla y frote suavemente para que seque rápidamente.

A diferencia de los perros, los gatos no están acostumbrados a soplar y pueden enfriarse si se mantienen mojados durante demasiado tiempo. No es necesario utilizar un secador de pelo, asustarías al gato y arriesgarías a quemarlo. Una vez bien escurrido, puede pasar el peine por todo el pelaje para eliminar el pelo muerto y dejar que el gato se acabe de secar lamer.

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