¿Cómo ser perdonado?
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Comience por admitir sus errores
Si quieres ser perdonado, seguramente se debe a que has reconocido internamente tus errores. Esto significa que tendrás que buscar en ti mismo la causa principal de tu comportamiento. Entonces tendrás que aceptar esa parte de la oscuridad que hay en ti, que es completamente normal.
Al ser humano, es obvio que en un momento u otro harás daño a alguien, aun sin quererlo. Asume toda la responsabilidad de tus acciones, recordando que eres humano y equivocarte es humano. Es al darse cuenta de tus errores de que tu petición de perdón será la más honesta y la más auténtica.
Sólo sabrás ser aún más transparente y honesto. Sólo aceptando sus propias faltas conseguirá construir relaciones sanas y duraderas.
Pide disculpas
Una vez se haya tomado el tiempo para reconocer sus faltas, acéptalas y sé humilde. Pide perdón lo antes posible y con la mayor sinceridad posible. Antes de pedir disculpas a alguien, tendrás que establecer el contexto, aunque sea desagradable o te dé vergüenza.
Recuerda relajarte antes, relajar la mandíbula, hombros, brazos y torso antes de iniciar la conversación. No hace falta entrar en detalles, sin embargo, basta con decir, por ejemplo, «En comparación con mi comportamiento -o mis palabras- la última vez, me gustaría pedir disculpas porque actué mal».
Si tu petición viene del corazón y eres honesto, no tendrá nada que esconder, ni nada que demostrar. Así que no hace falta que tengas razón.
aceptar la culpa
Si está tratando con alguien que es conciliador, probablemente aceptará sus disculpas sin volver atrás en su comportamiento. Si no, debe estar preparado para escuchar de qué todavía le debe culpar la persona.
Escuche con un oído simpático, los reproches de su interlocutor han sido –en cierto modo– provocados por su comportamiento. Acepte los comentarios como críticas constructivas y no caiga en la trampa de la ira.
Una vez que la persona haya compartido contigo sus sentimientos, retoma sus argumentos, vuelve a pedir disculpas si es necesario y justifica tus acciones aceptando tus responsabilidades. Es raro en estos días escuchar «Tenías razón, me he equivocado. Y, sin embargo, estas pequeñas frases son buenas para quien las escucha y les permite hacer las paces contigo, pero también consigo mismos.
Promete a la persona que está delante de ti (ya ti mismo) que harás lo necesario para asegurarte de que no vuelva a ocurrir. Si es posible, intente trabajar juntos en su desarrollo personal, teniendo en cuenta el bienestar –y el bienestar– de todos.
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