Crisis de mediana edad: ¿cómo superarla?
¿Qué entendemos por crisis de la Edad Media?
El crisis de la mediana edad o la crisis de la vida media suele aparecer entre los 38 y los 48 años, o incluso los 50. La aparición de los primeros signos de envejecimiento es uno de los principales factores de esa crisis. Cuando una persona se deprime pensando en las oportunidades pasadas que debería haber experimentado en su juventud, puede decirse que la crisis de la mediana edad se le ha subido a la cabeza.
Esta crisis también se llama «crisis de pareja». Alegando que ya no reconocen a su cónyuge, muchas parejas se encuentran con dificultades durante esta crisis.
La «Necesidad de cambio» define perfectamente lo que siente una persona durante la cuarentena. Esta urgente necesidad de querer cambiarlo todo, desde los detalles más insignificantes hasta los más importantes, como la vida de pareja. Es bastante común ver parejas romperse durante este período.
El problema de la crisis de la mediana edad también es un problema importante que no debe pasarse por alto, ya que podría provocar problemas psicológicos.
Básicamente, la crisis de la mediana edad es cuestionarla.
Algunos consejos para vivirlo mejor
Hablar de
Cuando te encuentras en medio de una crisis de la Edad Media, es común sentirte solo en el mundo. Muy a menudo esta sensación de vacío va ligada a las dudas y vacilaciones que invaden la persona. La salida más segura es compartir tus miedos con los que te rodean.
De hecho, las personas de la misma edad a menudo tienen preocupaciones parecidas, por lo que le será más fácil luchar juntos. Al abrirse a quienes te rodean, podrás ver que no eres el único que te hace preguntas.
Por cuestionarnos
Cuando esta crisis llega a primer plano, cada uno tiene su forma de afrontarla. Algunos se hunden sin pensar en lo que les atrae; otros se hunden en la negación. Cuestionarse, hacer balance de tu vida, de lo que realmente quieres también se considera una manera eficaz de remediarlo. Es importante realizar una valoración global de tu vida mirando diferentes aspectos como la familia, el ámbito profesional, los amigos.
Todas estas preguntas conducirán a la constatación de un «nuevo yo», un cambio de personalidad hacia una forma de vida completamente distinta, que se adaptará mejor a tus deseos. Este cuestionamiento ayudará también a cerrar los lazos que unen la vida con el pasado, abriendo nuevas oportunidades. Así será posible vivir más el presente, y con mayor serenidad.
Haz lo que quieras
La vida es a menudo monótona cuando llegas a los cuarenta. Las responsabilidades te pesan en la espalda, lo suficiente para estar harto. El placer se convierte en un lujo que no podríamos permitirnos. Tomar el tiempo para realizar actividades que le gusten es algo inofensivo si lo piensa con calma.
Nada te impide pensar en ti mismo de vez en cuando. En algún momento, hacer una pausa es fundamental para descomprimirse. Así que promueve el dicho “no aplaces para mañana lo que puedes hacer hoy”, deja de buscar disculpas, como “Tengo trabajo por hacer”, vive cada día como si fuera el último.