Escoger el cabezal adecuado
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El dormitorio es una de las habitaciones de la casa donde se pasa mucho tiempo. Es necesario, pues, que sea acogedor y que la decoración esté bien pensada.
Para ello, es necesario tener en cuenta todos los detalles y no dejar nada al azar. Por tanto, el cabezal no debe elegirse nunca con prisa, sino con cuidado y atención.
¿Cómo elegir el cabezal adecuado?
Éstos son algunos criterios a tener en cuenta para elegir el cabezal adecuado.
El ancho de la cama
No existe ningún cabezal estándar, por lo que su elección depende del tamaño de la cama (especialmente de la anchura). Un cabezal demasiado pequeño en comparación con la cama estropea totalmente la decoración del dormitorio. Debe ser mayor o, al menos, de la misma anchura.
A título indicativo, la diferencia entre el ancho del cabezal y el de la cama no debe superar los 20 cm. Concretamente, si la cama mide 180 cm (cama king size), la anchura del cabezal debe ser de 200 cm como máximo. Esto se hace para ofrecer una proyección elegante (10 cm a cada lado) del cabezal.
A título informativo, se permite el resalte de 40 cm a cada lado para los cabezales que incorporan la cama de noche.
Su altura
La elección de la altura del cabezal a adoptar depende de cada uno y de su gusto. También varía en función del espacio (altura del techo).
Se aconseja escoger un cabezal lo suficientemente alto para obtener un confort óptimo. Efectivamente, esto evita que las almohadas caigan detrás del cabezal.
Además, se evita el contacto de la cabeza de los cruzados con la pared. Siente esto algo desagradable e incómodo, sobre todo en invierno (los maduros están húmedos o fríos).
Como referencia, la altura del cabezal sobresale de 35 a 75 cm de la parte superior del colchón.
Su forma
Es una buena idea elegir la forma del cabezal según la decoración de la habitación.
Existen varias como la forma rectangular, la forma redondeada u otras formas bastante improbables.
Su tema
Al igual que con la forma, el material para cubrir el cabezal depende del estilo de decoración de la habitación.
Puede ser en simple lona, seda, imitación de piel, cuero, tejido o incluso madera. Incluso hay cabezales acolchados o acolchados (a elegir si se adapta, por supuesto, a la decoración).
Por ejemplo, la madera combina muy bien con distintos estilos de decoración como el retro, el clásico o el vintage.
Su color
El último criterio que recordar es el color. Es imprescindible armonizar este último con los colores ya presentes en la habitación (colores de la cama y de la pared).
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