Náuseas y vómitos: conocerlos para prevenirlos mejor
Náuseas y vómitos: ¿cómo explicarlos?
Fenómenos relacionados
Las náuseas o vómitos son sensaciones desagradables que pueden ser provocadas por muchas enfermedades o situaciones. Normalmente duran unas cuantas horas, en el peor varios días. La enfermedad es una palabra demasiado fuerte para describirlas, ya que a menudo son benignas y transitorias.
En algunos casos, sin embargo, pueden ser un signo de patología grave. Aunque están relacionados, las náuseas no siempre provocan vómitos. Por el contrario, no puede haber vómitos sin náuseas previas.
Procesos científicos exclusivos de la digestión
Cuando hablamos de náuseas o vómitos, nos recuerdan directamente a los trastornos digestivos. Los vómitos aparecen con una salivación excesiva o hipersalivada y náuseas.
La expulsión real procede de las contracciones de los músculos del tubo digestivo. Esto lleva el contenido del estómago hasta la cavidad bucal. En términos médicos, estas contracciones se llaman antiperistálticos.
Peristaltismo es el término para el movimiento normal de los alimentos a lo largo del tracto digestivo. El centro del vómito del cerebro gestiona todo ese proceso.
Tipo de vómitos
Muchas enfermedades tienen náuseas o vómitos como síntoma. Antes de calificarlos como agudos o crónicos, es necesario saber reconocer los signos asociados. Aparece, entre otras cosas, dolores, mareos, dolores de cabeza insoportables, trastornos persistentes del tráfico o fiebre.
Las condiciones de inicio y manifestación (biliosa, alimentación, etc.) también distinguen a estos dos tipos. Entonces se califica de agudo, cualquier vómito de origen digestivo, que se produce en caso de intoxicación alimentaria, embarazo o asco violento. En cuanto a su aspecto crónico, el vómito se manifiesta principalmente por una patología neurológica dolorosa y continuada.
Vómitos: ¿qué consecuencias y qué soluciones?
Consecuencias variables sobre el cuerpo
En la mayoría de los casos, los síntomas del vómito son leves. Por tanto, desaparecen al cabo de un cierto tiempo sin necesidad de medicación. Este caso se presenta cuando se trata de una infección digestiva aguda. Si los síntomas son persistentes, las consecuencias son más perjudiciales.
Se puede producir una deshidratación repentina y una pérdida de peso rápida. Los niños son los más propensos a esto.
La intervención de un médico es esencial, sino vital, porque puede dañar las paredes del esófago. Esto puede provocar una esofagitis muy dolorosa. Esta enfermedad es muy difícil de tratar y empeora muy rápidamente.
Las soluciones a adoptar
Dado que el vómito tiene varios orígenes patológicos, las soluciones a adoptar dependen de la enfermedad en cuestión. Sea como fuere, la hidratación siempre es beneficiosa. Es esencial beber líquidos que contienen electrolitos para sustituir el agua perdida durante el desecho.
Para el caso particular del embarazo, el peso sigue siendo un elemento a controlar. En función de la persona, su médico puede recomendar tratamientos específicos. Se prescriben principios activos medicinales de tipo antiemético, metoclopramida o domperidona en función de la causa detectada. En todos los casos, ya sean agudos o crómicos, siempre es aconsejable buscar asesoramiento médico.
Después de todo, la salud es mejor que el oro.
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