Saber decir que no a nuestros hijos
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¿Por qué decir que no a nuestros hijos no nos convierte en malos padres?
Enseñar a un niño a seguir el camino correcto
Todos los días, buscamos maneras de mejorar nuestra relación con nuestros hijos. Hagamos, pues, lo necesario para estar siempre, para acompañarlos en sus vidas. Y lo mejor de todo es que ayudemos a nuestros pequeños a encontrar la felicidad.
Pero la educación de los niños no rima con darle todo lo que pide. En consecuencia, se imponen límites para que nuestros hijos adopten los buenos hábitos que le serán útiles cuando sean adultos.
Nunca sucumbir a la ira de los niños
No ceda al chantaje
Llegado a cierta edad, nuestro hijo llega a una etapa en la que quiere imponernos sus elecciones. Nunca debemos caer en esta trampa. Es una manera de chantajearnos. Y no queremos que nuestros hijos nos dominen.
Pongamos el ejemplo de un niño al que no le gusta lo que hay para el almuerzo. No quiere comer y desea tener su plato preferido en el plato. Si decimos «no», el niño puede enfadarse y gritar.
Más autoridades
Aunque no soportamos verle hacer una rabieta, debemos estar decididos a no ceder, a enseñarles que tenemos la autoridad, pero no ellos. También es una buena manera de enseñarles que deben respetar a los padres.
Promover la autonomía del niño
Dar responsabilidades a los niños es una buena forma de educarlos. Podemos enseñarles a ser independientes de nosotros desde pequeños. Por ejemplo, si en la sección de juguetes del supermercado nuestro hijo nos obliga a comprarle uno, debemos rechazar su petición.
Y a cambio, podemos enseñarle a ahorrar para que pueda comprar su juguete con su propio dinero. Este método puede enseñarle no sólo a ser independiente, sino también a ser responsable. Al principio puede estar enfadado, pero después el fruto de sus esfuerzos le enseñará a ser independiente.
Recompensa a los niños de una manera justa
«Trabaja bien y te compraré una bicicleta». Esta técnica se utiliza a menudo para motivar a nuestro hijo a hacer lo mejor posible en la escuela. Pero premiar a su hijo a menudo no siempre es bueno. Si le pedimos que haga los platos, el niño no querrá hacerlo, porque no le premiamos.
A su vez, entonces se impondrá y no realizará la tarea que se le ha pedido. Por eso debemos tener cuidado para acertar las normas. Así, enseñaremos a nuestros hijos que la vida no está hecha de regalos.
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