Telemedicina: ¿buena o mala?

¿Qué es la telemedicina?

Medicina NTIC

En el sentido legal del término, la telemedicina no sustituye en ningún caso a las llamadas prácticas médicas tradicionales. El Código de Salud Pública designa con ese término todos los actos médicos que utilizan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. De hecho, la teleexpertez médica, la teleconsulta, la televigilancia con fines médicos, la teleasistencia y la respuesta médica para las llamadas a los centros 15 o SAMU son parte integrante de la telemedicina.

Las mismas reglas que con la medicina «tradicional».

Las normas que se aplican a la telemedicina son las mismas que las que se aplican a la medicina tal y como la conocemos. Es decir, los pacientes gozan de los mismos derechos que tienen cuando utilizan la medicina tradicional. Por tanto, la atención prestada a través de las tecnologías de la información y la comunicación no puede tener lugar sin el consentimiento del paciente. También se preserva el secreto médico. Sin embargo, los profesionales sanitarios tienen derecho a intercambiar datos médicos sobre un paciente.

¿Tenemos que tener miedo a la telemedicina?

Un procedimiento riguroso

Muchos son reacios a pedir un acto de telemedicina por miedo a encontrarse con profesionales de la salud sin licencia, o incluso impostores. En realidad, los profesionales sanitarios que ejercen en este ámbito están sometidos a rigurosos controles antes de ser ingresados. La identidad de todos los médicos y cuidadores que trabajan en telemedicina puede ser autenticada por los pacientes.

Esta práctica también garantiza una mejor trazabilidad de los procedimientos médicos. Todos los actos de telemedicina se reportan en una historia clínica electrónica. Detalles importantes como la fecha del acto, las recetas del médico, la identidad de las partes implicadas y los problemas hallados. Por tanto, la atención al paciente está muy regulada.

Soporte optimizado

Los pacientes reciben regularmente formación o asesoramiento para un mejor uso de los servicios de telemedicina. Un paciente bien entrenado podría, por ejemplo, tomar sus propias muestras de sangre o pruebas de diagnóstico rápido de casa, y después enviar los resultados a un médico responsable de interpretarlos. En caso de problema, siempre tendrá acceso al asesoramiento a distancia de un profesional sanitario. Los servicios médicos accesibles a través de las TIC sanitarias son probados por usuarios reales antes de ponerlos a disposición de los pacientes.

La legislación está a punto de evolucionar

Desde enero de 2018, ya se han iniciado las negociaciones y discusiones para introducir la telemedicina en el derecho ordinario. Las negociaciones se refieren principalmente al encuadre de precios así como a las modalidades de reembolso de actos de telemedicina como la teleexpertise y la teleconsulta. El gobierno calcula el número de teleconsultas para 2021 en 1,3 millones de personas que trabajan en este ámbito.

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